jueves, 26 de abril de 2012

Introducción~No se irá jamás.


Abro los ojos, miro a la derecha y luego a la izquierda, no hay nadie despierto aún en mi casa lo cuál resulta un poco triste porque me siento sola sin oír los gritos de mi repelente hermano pequeño.
Me siento y apoyo la cabeza sobre las manos despejándome y apartándome el pelo de la cara lo que hace que me entre un escalofrío porque me paso las manos por la nariz y mi olfato encuentra un olor distinto al habitual, es olor a él y a su sangre.
Me hace recordar todo lo sucedido hace dos escasos días.
“Acompañé a Matt, mi mejor amigo, hasta un parque en el que había quedado con su madre para irse juntos a comprar unos billetes de avión para viajar a Londres, nos despedimos con un abrazo y unas cuántas bromas, me di la vuelta y comencé a andar y de repente freno en seco, he oído un derrape y varios gritos de alarma, el corazón me va a mil por hora y consigo girarme, Matt no está dónde lo dejé y echo a correr cómo si me fuese la vida en ello, llego hasta el círculo de gente que rodea la zona del accidente, aparto  a estas personas a empujones y le veo, a él, tendido en el suelo y con una gran herida en la zona de la barriga, se nota porque la sangre brota por encima de su camisa azul y blanca y entro en shock, no sé que hacer y las lágrimas salen de mis ojos cual fuente, me derrumbo y caigo al suelo aterrizando mis manos con cuidado sobre su herida, le cojo la cabeza con un brazo y le sonrío, ambos sabemos que no sobrevivirá pero aún así intento darle fuerzas, él levanta una mano muy despacio casi sin poder hacerlo y me seca las lágrimas, niega con la cabeza y pronuncia unas palabras que se repiten en mi cabeza desde que las dijo. Prefiero irme yo, no soportaría perderte en vida, sé feliz, te quiero. Acto seguido cerró los ojos y no los volvió a abrir nunca más”
Me cae otra lágrima por la mejilla, no soporto que no esté aquí para que me de mimos, para alegrarme en mis días tristes o simplemente para estar, para existir.
Ayer fue su entierro y yo no asistí, no creo que fuera importante, eso estaba lleno de gente a la que no le importaba, incluso las populares que habían insultado a Matt estaban allí, por ello pensé que era mejor no ir y recordarlo cada día a ir a un lugar para despedirse de él en el que sólo había gente que no tragaba, no me dijo adiós y si no me dijo adiós es porque sabe que no se iba a ir de mi corazón.
Comienzo a vestirme para caminar sin rumbo, como siempre hacía con él, me pongo mi camiseta de Blink-182, una chaqueta y unos vaqueros rotos con mis Vans y mis cascos.
Cierro la puerta con sigilo y me voy, llego hasta su casa y me detengo apoyada en la pared, me doy un pequeño cabezazo contra la pared y lloro de nuevo porque aún no me creo que esto esté pasando, oigo la puerta de su portal:
-¡Hombre, Natalia!¿Cómo tú por aquí?
Era la voz de la madre de Matt
-Mis pies me han traído.
-Comprendo, a mí me pasa lo mismo con el lugar del accidente.
Asiento porque no sé que decir para darle mi apoyo ya que yo también estoy fatal.
-No te vi en el entierro.
-No fui, no lo veía necesario.
-Estaba lleno de gente a la que mi hijo odiaba.
-Por eso no asistí.
-Mira…He pensado algo y te lo tengo que contar ¿subes?
Asentí y la acompañé hasta arriba, sin pensarlo fui a la habitación de Matt, que seguía intacta, luego fui con su madre al salón.
-¿Recuerdas por qué estaba Matt en esa plaza?
-Pues claro, para lo de Londres.
-Bien, pues he pensado que ya que él no puede ir, por razones obvias, podrías ir tú.
-No, no podría, son unos billetes caros.
-Vamos, sé que te quieres ir de aquí.
-Sí, pero…
Me puso los billetes en la mano.
-Sales esta noche, no llegues tarde al aeropuerto, Natalia.
Miré los billetes, el hotel y no me lo podía creer, no lo podía aceptar pero si era lo que ella quería ¿qué podía hacer más que aceptar? Esos billetes se perderían.
Me despedí de Anna, su madre y le di las gracias mil veces, bajé las escaleras corriendo y volví a casa para contarle a mi madre que me iba, que no me vería el pelo en 15 días.
Cerré la puerta y seguían todos dormidos ¿qué narices pasaría? Pasé por la habitación de mi hermano y al oír un pequeño ruido caí en la cuenta de que estaba despierto y jugando a la Nintendo.
-Hum…¿qué será ese bulto de la cama de mi hermano? Me voy a tumbar encima…
Silencio.
-Todo mi peso encima de esa cosa con pelo naranja.
-AAAAAAAAAAAAH, NOOOOO, ESPERAAAAAA.
-¡Uy!¡Pero si eres tú!
Ambos echamos a reír, a su edad, 6 años, siempre caía en esa trampa, aunque yo a mis 20 tampoco me quedaba corta haciéndosela todos los días.
-Anda, vete a ver la televisión que ya empezó Doraemon.
-¡Casi se me olvida!
Pegó un brinco para ir cuál Rayo McQueen hasta el sofá del salón.
-Eh, espera ¿Le pasa algo a mamá?
-Dijo que le despertáramos cuándo tuviésemos hambre, que estaba muy cansada.
-Bien. ¿La dejamos dormir y hago yo la comida?
-¡Ni de broma! Quemarás la casa.
-Gracias por el apoyo…
Fui a ponerme el pijama pero antes entré en la habitación de mi madre para decirle que estaba aquí de nuevo.
En la cocina estuve 3 minutos buscando una cazuela para luego darme cuenta de que estaba en el lavavajillas, puse el agua a hervir y luego los macarrones.
Me puse el casco de policía de mi hermano y me dirigí al salón.
-Guardia Alessandro, le necesitamos, tiene 5 minutos para poner un comedor para tres. ¿será capaz usted sólo?
-Sí, mi general.
Él se puso manos a la obra y yo terminé de preparar la pasta, le puse tomate a los de Aless y mantequilla a los míos, que luego se los prepara como quisiera mamá.
-Misión cumplida, general.
-Buen trabajo, está ganando puestos.
Llevé los platos a la mesa y comimos mientras echaban Sin-Chan.
-Nat, ¿por qué ya no viene Matt a comer los domingos?
-Es complicado, enano.
Habíamos decidido no contárselo aún a Aless porque se llevaba de miedo con él y le dolería mucho.
-Yo de mayor voy a ser como él.
-Esperemos que no termines así.
-Así ¿cómo?
-Pues oliendo a coliflor ¿recuerdas ese día?
-¡Sí! Fue  horrible.
-Esperemos que no huelas así nunca, que no huelas a mayor.
-¿Por qué soy tan pequeño y tú tan mayor? No es justo.
-Lo sabes muy bien, cariño.
Le revolví el pelo y le di un beso en la frente él se fue a ver la tele dejándome a mí con todo por limpiar.
Aless era adoptado, y aunque él no lo recordaba su anterior familia italiana le maltrataba y aún le quedan unas pequeñas secuelas en las costillas aunque le rescatamos con 3 años y medio, nos lo pidió el alcalde del pueblo que sabía que mis padres querían un hijo, pero hace diez años no ahora, aún así aceptaron porque si no Aless hubiera estado o bajo tierra o sufriendo tanto o más. A Aless se lo dijeron desde el primer día que pregunto y aunque aún no entiende ciertas cosas con el tiempo las aprenderá.
Mi madre se levantó y le preparé el comedor, dándome las gracias se sentó a comer.
-Mamá, tenemos que hablar.
-Dime, cariño.
-Anna, me ha dado un billete para ir a Londres por lo que pasó ella no puede ir.
-¡Eso es estupendo!¿Piensas ir sola?
-Pensé en llevarme a Aless, pero no me aguantaría.
-Bien pensado, puedes ir a visitar a tu prima Jane.
-Sí, ya lo había pensado, la llamaré para que me acompañe hasta el hotel y ya quedaremos.
Me levanté contenta porque no se había opuesto a que fuese sola y me puse mano a la obra con la maleta.
Metí un montón de cosas inservibles tales cómo un delfín hinchable, un bañador de hombre, un enchufe alargardor, un marco de fotos y un reloj de pared, lo saqué todo y metí cosas un poco más útiles en Londres. Ropa, ropa, ropa, ¡ropa! Planchas de pelo, el neceser y alguna que otra tontería.
A lo tonto eran las 8 de la tarde y mi avión salía a las 22:30.
Quedé con Cris a quién tenía un poco abandonada últimamente para contarle todo lo que había pasado.
-¡Eh!
-¡Nat!
Nos abrazamos más fuerte de lo normal por la pérdida de Matt.
-Ayer estuve hablando con Anna.
-¿La madre de Matt?
-La misma, y me dio esto.-saqué el billete del bolsillo para enseñárselo-¿Qué opinas?
-Llévame contigo.
-¡Vente!
-No puedo, lo sabes.
Asentí y me levanté, quería andar y con una seña se lo dije a Cris, comenzamos a caminar por las calles de Madrid sin rumbo fijo pero me acompañó pronto a casa para que revisáramos juntas la maleta e ir al aeropuerto.
Si no fuese por ella hubiera olvidado meter dinero y a saberse qué hubiera sido de mí.
Me despedí de mi madre con un abrazo fuerte mientras ella no paraba de decir cosas del estilo "Y no te vallas con cualquiera que a saber qué clase de delincuentes hay, y no hables con desconocidos, y..."
Me agaché y le revolví el pelo a Aless, le asesiné a besos y me despedí de todos menos de mi padre, que estaba trabajando, como siempre, pero le dejé una nota.
Cogí todo mi equipaje y fui al aeropuerto en el coche de Cris.